Gestión de tareas y proyectos
Cómo se lleva a cabo la coordinación de tareas en los equipos de trabajo
Descubre en el siguiente artículo, cómo se realiza una coordinación de tareas de equipo en las empresas paso a paso.
Gestión de tareas y proyectos
Descubre en el siguiente artículo, cómo se realiza una coordinación de tareas de equipo en las empresas paso a paso.
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Juan Carlos Puerta
HR Consultant
30 de abril, 2025
El enemigo silencioso de los equipos productivos es la falta de una buena coordinación de tareas.¿Alguna vez has sentido que todos están ocupados pero nadie sabe bien quién hace qué ni cuándo?
Porque sí, tener talento no basta. Puedes tener al mejor programador, la mejor diseñadora, el vendedor estrella… pero si no sabes cómo mover las piezas, el rompecabezas jamás se completa. Y ahí es donde entra esta habilidad tan subestimada, pero tan poderosa: coordinar.
La coordinación de tareas no es solo repartir responsabilidades. Es crear un flujo de trabajo lógico, claro y colaborativo donde cada miembro del equipo sabe qué debe hacer, cuándo hacerlo, con qué herramientas y con quién debe hablar si algo se traba.
Es como dirigir una orquesta. Cada instrumento tiene su momento, pero todos deben sonar armonizados. El caos comienza cuando uno entra antes de tiempo, o cuando alguien toca una nota que no estaba en el guion.
¿Por qué falla la coordinación de tareas en muchas empresas? Porque asumimos que las cosas “ya se entienden”. Porque confiamos en que el correo con cinco párrafos explicaba todo. Porque no preguntamos si había dudas. Y también porque no usamos herramientas ni procesos claros.
Lo que sigue es frustración, reproches, tareas repetidas o que se quedaron en el limbo. ¿Te suena?
Entonces, ¿qué es lo que tienes que hacer para lograr una gestión de tareas efectiva?
Antes de asignar tareas, asegúrate de que el equipo sabe hacia dónde va. La coordinación de tareas parte del propósito compartido. Si cada quien interpreta un objetivo distinto, el trabajo será como remar en direcciones opuestas.
Haz que el “para qué” de cada proyecto sea tan visible como el “qué” y el “cómo”. Reuniones breves, pizarras digitales, tableros ágiles. Lo que funcione, pero que todos remen hacia la misma costa.
Uno de los errores más comunes es pensar que con “asignar una tarea” ya cumpliste. No. Tienes que designar responsables, no simplemente ejecutores. Alguien debe hacerse cargo de coordinar el avance, los detalles y resolver cuellos de botella.
La coordinación de tareas mejora cuando cada quien se siente dueño de su parte del proceso. Y eso se logra con claridad, autonomía y seguimiento (sin microgestión).
Aquí viene la tecnología al rescate. Aplicaciones como Trello, Asana, o Notion permiten visualizar qué está haciendo cada quien, en qué etapa está, y qué bloqueos existen.
Estas plataformas hacen que la coordinación de tareas deje de ser un rompecabezas invisible. Todo queda claro, visible y accesible. No más archivos perdidos, ni pendientes anotados en servilletas.
Ahora bien, si ya tienes un proceso establecido, veamos cómo podemos mejorar la coordinación de tareas.
Esperar a que el otro avise es como esperar que el semáforo te diga que cruces. En equipos grandes, la coordinación de tareas requiere que todos comuniquen avances, dudas y obstáculos sin que se lo pidan.
Esto se logra estableciendo rituales simples pero constantes: dailies de 10 minutos, check-ins semanales, grupos de seguimiento temático. No todo tiene que ser una reunión eterna, pero sí constante.
No puedes improvisar siempre. Para que un equipo crezca y funcione bien, debe tener procesos predecibles. Eso no significa rigidez, sino estructura.
Por ejemplo: cuando se inicia un nuevo proyecto, siempre se hace un kickoff con mapa de tareas, se establece un canal exclusivo, se definen entregables y fechas. Y eso se repite una y otra vez. Así se vuelve parte del ADN del equipo.
La coordinación de tareas fluye mucho mejor cuando el terreno ya está preparado.
A veces, los equipos simplemente no coordinan bien porque no ven el “panorama completo”. Solo conocen su parte del proceso, pero no entienden lo que pasa antes o después.
Una solución efectiva es mapear el flujo de tareas. Literal. Un diagrama simple en donde se ve quién entrega a quién, en qué formato, y con qué criterios. Cuando todos comprenden el engranaje completo, la coordinación de tareas deja de ser una cadena de correos y se vuelve una coreografía productiva.
Cuando sabes qué hacer, no necesitas tantas reuniones para resolver lo que se pudo evitar. Una buena coordinación de tareas además te aporta beneficios como:
No importa si tu equipo tiene 5 personas o 50. Si no existe una coordinación de tareas clara, los esfuerzos se desperdician. Lo bueno es que no necesitas reinventar la rueda para mejorar.
Con objetivos claros, herramientas correctas, buena comunicación y procesos sólidos, cualquier equipo puede pasar del caos al ritmo.
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Julian Ignacio Tur ha desarrollado una sólida carrera en el ámbito de Recursos Humanos, con una destacada trayectoria en roles que abarcan desde la adquisición de talento hasta la gestión integral de recursos humanos.
Su experiencia de más de 10 años abarca tanto el manejo de relaciones laborales como la coordinación de beneficios y programas de desarrollo profesional, contribuyendo al fortalecimiento de la gestión de personas en cada organización donde ha trabajado.