Desarrollo profesional
Pasos para un buen desarrollo de habilidades laborales de los empleados en la empresa
Descubre en el siguiente artículo, cómo se realiza el desarrollo de habilidades laborales en las empresas de México.
Desarrollo profesional
Descubre en el siguiente artículo, cómo se realiza el desarrollo de habilidades laborales en las empresas de México.
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Anjolly Capponi
HR Consultant
19 de mayo, 2025
¿Tu empresa tiene una estrategia clara para el desarrollo de habilidades laborales de sus empleados o todo se resuelve “sobre la marcha”? Muchas veces creemos que con contratar a alguien con experiencia ya está todo resuelto.
Pero lo cierto es que el aprendizaje no se detiene con un diploma. Si queremos equipos más preparados, adaptables y motivados, necesitamos tomarnos en serio el desarrollo continuo.
No se puede mejorar lo que no se comprende. Por eso, el primer paso para gestionar el desarrollo de habilidades laborales es observar con lupa lo que hay hoy en la empresa y lo que realmente se necesita para el mañana.
No des por hecho que todos tienen lo que requieren para su rol. A veces, los colaboradores se las arreglan para salir adelante, pero eso no significa que tengan las herramientas adecuadas. Haz una radiografía de las habilidades de tu equipo.
Puedes usar encuestas, evaluaciones 360, entrevistas o incluso sesiones de feedback entre pares. Lo importante es mirar sin juicios, con curiosidad y enfoque estratégico.
Una estrategia de desarrollo no se construye con base en cursos bonitos ni con modas del momento. Se construye alineando las habilidades clave con los objetivos del negocio.
¿Tu empresa quiere crecer en ventas digitales? Necesitas formar a tu equipo en herramientas, marketing y análisis de datos. ¿Busca una atención más empática al cliente? Desarrolla habilidades blandas, no solo manuales de servicio.
El desarrollo de habilidades laborales solo tiene sentido si tiene propósito. Asegúrate de que cada inversión en capacitación, coaching o mentoría tenga un “para qué” claro.
Olvídate de las descripciones de puesto estáticas. Piensa en perfiles que puedan crecer, rotar, adaptarse. Y desde ahí, crea rutas de aprendizaje para cada persona o equipo.
No todos necesitan lo mismo. Algunos requieren liderazgo. Otros, técnicas especializadas. Y algunos, lo que más necesitan, es volver a conectar con la curiosidad.
Aquí es donde muchas estrategias fallan. Creen que el desarrollo de habilidades laborales se resuelve con un curso de tres horas por Zoom. Pero las habilidades no se transfieren por osmosis ni por exposición pasiva. Se desarrollan con experiencias reales, retos, acompañamiento y repetición.
Si vas a invertir en formación, asegúrate de que sea útil y aplicable. Evita lo genérico. Busca que los contenidos estén adaptados al contexto real del colaborador. Y no olvides lo emocional: si el facilitador conecta, el mensaje entra.
Una estrategia poderosa (y poco costosa) es fomentar el aprendizaje interno. ¿Tienes colaboradores con alto dominio técnico o habilidades sociales destacadas? Pídeles que enseñen. Que compartan lo que saben con otros equipos. Esto no solo multiplica el conocimiento, también fortalece el sentido de pertenencia y reconocimiento.
El desarrollo no siempre ocurre en el aula. A veces, el mayor aprendizaje está en liderar un proyecto nuevo, en resolver un problema crítico o en salir de la zona de confort.
Desde Recursos Humanos, puedes diseñar rutas de desarrollo que incluyan este tipo de experiencias: encargos especiales, roles temporales, participación en comités o innovación de procesos. El desarrollo de habilidades laborales necesita incomodidad controlada. Sin eso, no hay evolución real.
No basta con lanzar iniciativas. Hay que saber si funcionan. Por eso, uno de los elementos clave en cualquier estrategia de desarrollo de habilidades laborales es el seguimiento. ¿Qué tanto aprendieron? ¿Cómo impactó eso en su trabajo?
No te conformes con contar cuántas personas asistieron a un curso. Pregunta cuánto aplicaron. Mide si hubo cambios en su rendimiento, en su interacción con el equipo o en sus resultados.
Crea instrumentos simples para recolectar este tipo de información. Ejemplos son: evaluaciones antes y después, retroalimentación de líderes, observación directa, o incluso autodiagnósticos.
El desarrollo no es un destino, es un camino. Y como todo camino, necesita señales, ajustes y nuevas rutas. Habla con tu equipo. Pregunta cómo se sintieron con la formación, qué les faltó, qué proponen.
Las mejores estrategias de desarrollo de habilidades laborales se construyen en colaboración, no desde la torre de control.
Por último, recuerda esto: el desarrollo es contagioso. Si lo haces visible, si lo celebras, si lo integras en el lenguaje de la empresa, se convierte en parte del ADN.
Reconoce públicamente a quienes aprenden algo nuevo. Así, poco a poco, dejas de tener empleados… y empiezas a tener aprendices permanentes.
El desarrollo de habilidades laborales ya no es un “plus” o un lujo para empresas grandes. Es una necesidad urgente para cualquier organización que quiera adaptarse, innovar y crecer. Si no desarrollas a tu gente, estás frenando tu propio potencial.
Desde Recursos Humanos, tienes la oportunidad de transformar vidas, equipos y resultados. Solo necesitas enfoque, estructura… y herramientas adecuadas.
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